Vuelta al trabajo después del bebé: 7 claves para vivir con tranquilidad la reincorporación al trabajo tras la baja por maternidad o paternidad

El despertador que suena demasiado temprano, la ropa que espera a ser planchada, un bebé que aún duerme y esa sensación en el estómago que no habíamos previsto... Volver al trabajo después de una baja por maternidad o paternidad nunca es fácil. Entre las emociones encontradas, la reorganización y las ganas de hacerlo bien, los primeros días, o incluso las primeras semanas, pueden parecer una carrera de obstáculos. 

Vuelta al trabajo después del bebé: 7 claves para vivir con tranquilidad la reincorporación al trabajo tras la baja por maternidad o paternidad

Por qué puede ser difícil la vuelta al trabajo

Volver al trabajo después de un permiso parental no es solo una cuestión de organización. Se trata de una profunda transición emocional, tanto para los padres como para los hijos. Por parte de los padres, a menudo existe un conflicto entre el deseo (o la necesidad) de recuperar la vida profesional y la culpa por separarse de su bebé. Este sentimiento puede verse reforzado por las presiones sociales para «hacer lo mismo que antes», como si nada hubiera cambiado... cuando, en realidad, todo ha cambiado. Te has convertido en padre o madre, y eso ha modificado profundamente tu ritmo, tus prioridades, tu relación con el tiempo, contigo mismo y con los demás.

Para el bebé, esta separación también supone un gran cambio. Descubre un nuevo entorno, nuevas figuras de apego, un nuevo ritmo. Puede reaccionar llorando, con agitación o pidiendo más cercanía al final del día. Es una etapa normal, pero que merece ser preparada y acompañada con escucha y delicadeza.

Nuestros consejos para superar este periodo de incertidumbre

Volver al trabajo después de tener un hijo nunca es fácil. Por un lado, está el deseo de recuperar cierta autonomía, el estímulo intelectual, las relaciones con otros adultos... Por otro lado, a veces se tiene la sensación de estar traicionando al pequeño al dejarlo con otra persona. El corazón se encoge al llegar a la puerta de la guardería. Se hace un nudo en la garganta en los atascos.

Es normal. Este conflicto forma parte del proceso, ya que no se trata solo de «reincorporarse al trabajo», sino de un verdadero cambio interior. Hay que conciliar las necesidades del niño, las de los padres... y las del adulto, que también necesita existir fuera del ámbito familiar. La buena noticia es que esta etapa también puede convertirse en una gran oportunidad para reequilibrar tu vida profesional y personal. Aquí tienes algunas claves para una vuelta al trabajo sin estrés.

1. Prepare el terreno con antelación

Anticiparse es ya una forma de aligerar la carga. Unas semanas antes de la reincorporación, empiece a recuperar un ritmo más parecido al que tendrá cuando vuelva al trabajo. Levántese más temprano, reduzca las siestas, aumente progresivamente el tiempo que pasa con su hijo... Esto le permitirá a usted y a su hijo adaptarse más fácilmente a esta nueva etapa. No dude en hablar con su empleador: horarios, flexibilidad, posibles adaptaciones... Es mejor dejar las cosas claras de antemano que buscar el equilibrio una vez inmersos en la rutina diaria.

2. Gestionar la separación de su hijo

A menudo, este es el aspecto más doloroso de la vuelta al trabajo: dejar a su bebé por la mañana, confiar a ese pequeño a otros brazos que no son los suyos. No hay una receta milagrosa, pero hay que acostumbrarse a una nueva realidad: es una etapa normal y su hijo tiene todos los recursos para adaptarse. Tu culpa no desaparecerá por arte de magia. Se irá apaciguando con el paso de los días, cuando te des cuenta de que tu bebé está bien, que el vínculo entre vosotros sigue intacto y que la calidad de tu presencia cuenta más que la cantidad.

3. Reconsidera tu relación con el trabajo

Volver al trabajo a veces significa redescubrir una parte de uno mismo que se había dejado en pausa. Es recuperar una rutina conocida, compañeros de trabajo, proyectos y la sensación de existir más allá del papel de padre o madre. Pero también es enfrentarse a nuevas expectativas, a un cansancio muy real y a un cerebro que lucha por mantenerse concentrado. Si es posible, plantéate una reincorporación gradual, un horario flexible o, al menos, algunos momentos de descanso durante la semana. Y, sobre todo, no dudes en expresar tus necesidades a tu entorno: a tu empleador, a tus compañeros y a tus allegados. La carga ya es bastante pesada como para llevarla en silencio.

4. Redefina sus prioridades sin sentirse culpable

Seguramente tendrá que tomar decisiones, decir no a algunas cosas, replantearse sus días. Ahí es donde suele surgir la culpa: estar en la oficina pensando en su hijo o estar en casa pensando en los correos electrónicos sin leer. Acepte que no todo cabe en su agenda como antes. La solución no reside en un equilibrio perfecto, sino en una forma de claridad. Lo importante no es estar en todas partes al 100 %, sino estar donde estás, plenamente. Incluso unos minutos de presencia real pueden alimentar una relación mucho más que un día entero a medias.

5. Encontrar un nuevo equilibrio

Volver al trabajo no significa renunciar a tu vida como padre ni a tu bienestar personal. Se trata de adaptarse a las nuevas prioridades. Quizás ya no te quedes hasta tan tarde en la oficina, que tus tardes sean más ajetread, que tus pausas para comer se conviertan en momentos clave para descansar. Este nuevo equilibrio no se decreta: se busca, se ajusta y se construye día a día, a veces de forma difusa, escuchando a uno mismo.

6. Acepta tus emociones sin juzgarlas

El cansancio, la nostalgia, el entusiasmo, la ira, la tristeza y la alegría pueden coexistir, a veces en un mismo día. Tienes derecho a no sentirte preparado. Tienes derecho a querer volver al trabajo. Tienes derecho a disfrutar de estar con tu hijo y también a respirar cuando está con la guardería. Aceptar estas emociones sin juzgarte es también cuidar tu salud mental y darte la oportunidad de vivir esta transición con más tranquilidad.

7. Rodéate de gente, delega, atrévete a pedir ayuda

No, no tienes por qué hacerlo todo tú solo. La vuelta al trabajo suele ser una oportunidad para revalorizar la importancia del apoyo: el de tu pareja, tu familia, un amigo o una amiga, un compañero o una compañera. Pedir ayuda no es un signo de debilidad. Delegar, repartir las tareas domésticas, simplificar las comidas, organizar turnos... no es un lujo, es una necesidad.

A recordar

Volver al trabajo después de un permiso parental no es dar marcha atrás. Es avanzar con una nueva perspectiva, nuevas prioridades y, a veces, con el corazón un poco más grande, pero también más vulnerable. No es una debilidad, sino una señal de que te estás convirtiendo en padre o madre en todos los ámbitos de tu vida. Al escucharte, respetar tu ritmo y permitirte vivir plenamente esta transición, te estás dando la oportunidad de escribir un nuevo capítulo aún más acorde con tus prioridades actuales.

Lea también :

Coach parental
Publicado por : Elena Goutard Coach parental
Compartir :

Relacionado con este artículo

147,00 €
(15 notas)
149,00 €
(2 notas)

Más información aquí