La posición boca abajo durante la fase de vigilia, también conocida como «tummy time», consiste en colocar al bebé boca abajo cuando está despierto, sobre una superficie segura y siempre bajo la atenta supervisión de un adulto. Según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (2019), los bebés que aún no se mueven por sí mismos deben pasar al menos treinta minutos al día en esta posición, repartidos en varias sesiones a lo largo del día.
Es fundamental distinguir claramente entre los momentos de vigilia y las fases de sueño. Durante la vigilia, la posición boca abajo no solo está permitida, sino que es recomendable, ya que contribuye plenamente al desarrollo del bebé.
Sin embargo, durante el sueño, está totalmente contraindicado que el bebé duerma boca abajo: De hecho, dormir boca abajo aumenta significativamente el riesgo de muerte súbita del lactante. Por ello, las autoridades sanitarias, tanto la HAS en Francia como la OMS, recuerdan que dormir boca arriba sigue siendo la única posición segura para dormir desde el nacimiento hasta los doce meses de edad.
Para que el «tummy time» sea beneficioso, solo debe practicarse cuando el niño está despierto y bajo la supervisión constante de un adulto. Se debe realizar sobre una superficie firme, plana y libre de objetos que puedan estorbar.
Se recomienda comenzar desde las primeras semanas de vida con sesiones muy cortas de dos o tres minutos, repetidas varias veces a lo largo del día, y luego aumentar gradualmente la duración en función de la tolerancia y el desarrollo del niño. El momento será aún más agradable si los padres interactúan con su bebé hablándole, sonriéndole u ofreciéndole juguetes para bebés adecuados, lo que estimula su interés y curiosidad.
Los beneficios de esta práctica son múltiples y están bien documentados. El tummy time contribuye al fortalecimiento muscular del cuello, la espalda, los hombros y el tronco. Favorece las etapas importantes del desarrollo motor, como la capacidad de darse la vuelta, gatear y sentarse. También desempeña un papel importante en la prevención de deformaciones craneales posicionales, como la plagiocefalia.
Por último, esta posición favorece la coordinación, el despertar sensorial y el descubrimiento del entorno, al tiempo que refuerza el vínculo entre el niño y sus padres gracias a las interacciones compartidas.
En resumen, la posición ventral despierta es una actividad sencilla, cotidiana y valiosa, que ayuda al bebé a crecer bien. Sin embargo, debe reservarse estrictamente para los periodos de vigilia y juego, siempre bajo supervisión.
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